lunes, 11 de febrero de 2013

PERU: Programa de Justicia Juvenil Restaurativa atendió a casi 1,200 menores infractores

Lima, ene. 27 (ANDINA). El Programa de Justicia Juvenil Restaurativa atendió en los últimos dos años a 1,190 menores que cometieron delitos menores, de los cuales más del 90% reparó el daño ocasionado a terceras personas, se reintegró a la sociedad y no volvió a delinquir, destacaron fuentes del Ministerio Público.

La fiscal superior de Familia, Rita Figueroa Vásquez, señaló que este programa se aplica actualmente en los distritos judiciales de Lima (El Agustino), Lima Sur, Lambayeque, La Libertad y El Santa.
“Desde el 2010, año que empezó está iniciativa del Ministerio Público, hasta diciembre del 2012, en los lugares de intervención se han atendido 1,190 casos, de los cuales solo han reincidido 17 adolescentes, lo que implica 1.5% de reincidencia. Para nosotros es un orgullo poder brindar a la población esta cifra”, manifestó.

Remarcó que a través de dicho programa, el Ministerio Público brinda la oportunidad a los adolescentes infractores que hayan incurrido en delitos leves a reinsertarse a la sociedad, que asuma su responsabilidad, repare el daño causado a la víctima y a la sociedad, y se preocupe por tener un buen futuro, a través de la educación, comprometiéndose a no delinquir.

“A través de este programa se aplica la figura procesal de remisión fiscal, es decir, se separa a los adolescente que han delinquido de un procedimiento judicial. Esta figura está regulada en el artículo 206 del Código de los Niños y Adolescentes”, dijo la magistrada en el programa de televisión Los Fiscales.

Respuesta judicial diferenciada
Figueroa Vásquez sostuvo que los adolescentes que han incurrido en la comisión de un delito o falta, y dependiendo de la responsabilidad que se establezca, pueden ser llevados a juicio.
Aseguró que la justicia peruana sanciona a los jóvenes que han incurrido en un delito, por lo que “no son inimputables”.

No obstante, la fiscal remarcó que la respuesta de la justicia en estos casos va ser diferente a la que se aplica a una persona adulta. 

“Porque en principio, el adolescente es una persona que está en proceso de desarrollo y porque el país ha suscrito convenios internacionales como la Convención Internacional de los Derechos del Niño, sus protocolos facultativos, entre otros”. 

Por tal razón –dijo- la normatividad peruana sanciona a los adolescentes de manera distinta a la de los adultos. 

La magistrada precisó que es importante considerar, que quizás para algunas personas seis años de pena privativa sea una medida tenue o leve; sin embargo subrayó que se debe entender que el concepto del tiempo para un adolescente no es igual a la de un adulto. 

“Hay que entender que la justicia penal va sancionar a un joven que tiene problemas de carácter estructural y que la respuesta punitiva muchas veces no resuelven el problema”. afirmó.

La fiscal dijo que la reinserción de los jóvenes infractores va más allá de la administración de justicia y que implica el trabajo de otras instituciones que tienen una gran responsabilidad como la educación y la salud.

“Incluso en el manejo específico de la justicia penal juvenil se tiene que diferenciar aquellos casos que son graves de aquellos que no lo son”, acotó.

Programa Jóvenes Líderes
Otro programa que en materia de prevención estratégica del delito lleva adelante el Ministerio Público, es “Jóvenes Líderes hacía un futuro mejor”. 

La fiscal superior coordinadora de este programa, Lina Dorita Loayza Alfaro, dijo que está iniciativa brinda a los adolescentes y jóvenes que integran grupos de violencia (como barras bravas, pandillas), pero que deseen cambiar, la oportunidad de salir adelante a través del acceso a la educación, a la capacitación técnica para el trabajo, a la cultura, entre otros.

“Lo que se busca es que se aparten definitivamente del riesgo delictivo”, explicó la representante del Ministerio Público. 

Subrayó que a diciembre del 2012, el 91.3% de los beneficiarios de este programa se han alejado del riesgo delictivo.

No obstante, consideró necesario que otras instituciones contribuyan a este esfuerzo. “Es una necesidad que tiene el programa, sobre todo para superar el número de intervenciones. Por ejemplo, el año pasado se intervino a 3,118 adolescentes y jóvenes, pero consideramos que aún hay mucho por avanzar”.

“Para crecer este modelo debe replicarse con la participación de otras instituciones”, concluyó.