jueves, 16 de mayo de 2013

Uruguay: Mayoría de las víctimas de los menores infractores son jóvenes.

La mayoría de los jóvenes que pasaron por la Justicia penal juvenil entre 2005 y 2010, no realizan ninguna actividad educativa ni laboral, según un informe de la Fundación Justicia y Derechos titulado Delincuencia juvenil en la ciudad de Montevideo. También se comprobó que las víctimas de los delitos son mayoritariamente hombres jóvenes, que hubo cierto aumento del porcentaje de mujeres asaltadas y que los delincuentes atracan fuera de sus barrios.

El abandono escolar tiene causas variadas, pero la principal es la falta de interés de los adolescentes en el estudio. También el desempleo juvenil duplica las cifras del desempleo global y triplica las del desempleo adulto generando un escenario de vulnerabilidad para los jóvenes. Al momento del relevamiento, en el año 2010, el 20% de los adolescentes que ingresaron al sistema de responsabilidad penal estaban realizando algún curso educativo. Pero muy pocos trabajaban y menor es el porcentaje de los que realizan ambas actividades.

La mayoría (65%) no estudia ni trabaja. Además, entre los que tenían algún vínculo con el sistema educativo, 31% de los adolescentes que por distintos motivos ese año fueron llevados a tribunales penales, alcanzaron el nivel liceal pero no terminaron el ciclo básico. Se deduce que la mayoría de los adolescentes en conflicto con la ley, al no tener buenos niveles de enseñanza, no accede a empleos de calidad. La mayoría de los delincuentes menores son varones que tienen entre 16 y 17 años, según el estudio al que accedió El Observador.

El trabajo –del que el semanario Búsqueda hizo un avance en abril– menciona que la vulnerabilidad de los niños y adolescentes uruguayos es indiscutible. Se verificaron procesos de infantilización de la pobreza, crisis del sistema educativo con problemas para retener a los estudiantes, y una consolidación de la tendencia represiva y punitiva hacia los menores.

El trabajo menciona también que muchos adolescentes, que tampoco estudian ni trabajan, no cometieron infracciones.

“Desde el punto de vista criminológico, la escasa vinculación con el sistema educativo no es un factor de peso a la hora de explicar la conducta delictiva, pero puede favorecer o contrarrestar las tendencias gestadas por fuera de este”, señala el informe de la fundación realizado para el Observatorio del Sistema Judicial.

La gran mayoría de los adolescentes que aún están vinculados al sistema educativo formal tienen un rezago educativo, o sea, están en una clase de la escuela, dos o más año por debajo al nivel acorde a su edad. “La tendencia muestra que con los años disminuyó el porcentaje de adolescentes intervenidos (por la Justicia) que presentan rezago educativo. El discurso que plantea que la actividad delictiva va de la mano con el rezago y el abandono educativo puede comenzar a cuestionarse”, según la investigación.

Víctimas:

La mayoría de las víctimas de los delitos fueron hombres aunque las mujeres llegan casi a 40%. Quienes sufren más robos y rapiñas cometidos por adolescentes tienen entre 13 y 29 años de edad, llegando a representar el 57% de los casos en 2009 y 2010. “El hecho de que los infractores juveniles buscan a otros jóvenes como víctimas preferentes no ocurre solo en Uruguay, sino que es un fenómeno generalizado”, sostienen los autores Agustina López y Javier Palummo.

De todos modos, los delitos contra adultos que tienen entre 30 y 59 años aumentaron 10 puntos porcentajes en 2010 (39%), respecto al año anterior (28%). En casi el 25% de los casos, según los expedientes judiciales, las víctimas sufrieron lesiones y en 8,1% de los atracos se utilizaron armas de fuego.

En el año 2009 casi la mitad (47%) de los jóvenes que ingresaron al sistema judicial vivían en hogares nucleares incompletos, es decir monoparentales; 27,5% vivían en familias nucleares completas; 10% en un hogar extendido, y 8% con otras familias que no eran la suya. También se comprobó que 6,5% de los adolescentes no tenía una familia de referencia, según surge de los expedientes judiciales.


Fuente: http://www.elobservador.com.uy